lunes, 10 de agosto de 2009

CIRO ALEGRÍA

Semblanza, por Marco Martos

Ciro Alegría (Sartibamba, Huamachuco, 1909 - Lima 1967) es uno de los grandes novelistas peruanos del siglo XX. Siendo niño vivió en la hacienda Marcabal Grande, propiedad de su abuelo, a orillas del río Marañón. Ahí conoció de cerca el sufrimiento de los indios y su capacidad de solidaridad. A los siete años fue llevado a la ciudad de Trujillo donde fue alumno de César Vallejo. Años más tarde regresó a la hacienda y conoció a un peón de hacienda, Manuel Baca, quien era un notable narrador oral que le refirió tradiciones y consejas populares que permanecieron en la memoria del futuro novelista e influyeron poderosamente en su decisión de convertirse en escritor. En 1924 Alegría volvió a Trujillo e ingresó a la universidad. Viajó luego a Chile, en ese país trabajó como periodista mientras preparaba los originales de su primera novela: La serpiente de oro (1935).
Los perros hambrientos (1938) ganó un premio literario de la editorial Zigzag. Esta vez se trata de campesinos serranos en lucha incesante contra la sequía, el hambre, la miseria. Este segundo éxito literario movió a los amigos del escritor a apoyarlo económicamente para que pudiera continuar su obra que se anunciaba prodigiosa. Como siempre gustó de la literatura breve y sentenciosa, de la que se alimentan los cuentos populares, Alegría insertó numerosos cuentos y fábulas tradicionales dentro del relato mayor que los envuelve. Esa característica aparecería de forma más frecuente en El mundo es ancho y ajeno (1941), su novela más popular y más traducida a diferentes idiomas. En esta novela los comuneros de Rumi -que responden a la autoridad de Rosendo Maqui, líder que, junto a una extrema bondad y sentido de justicia, expresa también la capacidad de trabajo y la rebeldía-, se enfrentan a la codicia de los poderosos, a las maniobras de acólitos tinterillos, al sufrimiento cotidiano. De pocas novelas latinoamericanas, como de ésta de Alegría, puede decirse que expresan un mundo épico donde si bien la esquiva victoria es importante, más interesa haber luchado bien. La historia central se va haciendo densa con una serie de acontecimientos complementarios que contribuyen a hacer más interesante el conjunto. Junto a Rosendo Maqui destacan las figuras de Benito Castro, un comunero que es conscripto, o el fiero Vásquez un bandolero picado de viruela, hombre bueno en el fondo. Escrita contra el tiempo, pues Alegría quería presentar su novela a un importante concurso en Nueva York, que luego ganó por encima de Juan Carlos Onetti, la narración es aluviónica. El estilo es a veces descuidado, pero el conjunto del texto gana el lector hasta constituirse en la novela de tema agrario más celebrada en América Latina, mejor incluso que Doña Barbara del venezolano Rómulo Gallegos. (Literatura peruana)
Ciro Alegría por Mario Vargas Llosa
No tuvimos un gran novelista romántico que resucitara en una ambiciosa ficción los años arduos de la conquista o la vida letárgica de la colonia o los trajines militares de la emancipación, ni un gran realista que describiera con imaginación los años tragicómicos del caudillismo y de la modorra republicana, ni un gran naturalista que laboriosamente diseccionara el cuerpo enfermo de la sociedad peruana y exhibiera sus tumores en una novela perdurable. El libro que vino en cierta forma, a llenar ese vacío, a proponer una imagen novelesca representativa del Perú a la manera clásica (es decir con audacia, soltura e inocencia) fue "El mundo es ancho y ajeno". Pese a su edad, relativamente corta, esta novela es por eso, de algún modo, el punto de partida de la literatura narrativa moderna peruana y su autor nuestro primer novelista clásico.
Ciro Alegría parecía haber aceptado su situación de (literaria, no cronológicamente) fundador de la novela peruana; su largo silencio, apenas alterado por la publicación de "Duelo de caballeros", revela sobre todo una adhesión sentimental a un modo de concebir la novela que ya resulta extemporáneo, una negativa discreta pero firme a renovar esa concepción. Su obra, como resultado de una época literaria liquidada, constituye una fuente muy valiosa, un punto de referencia obligado, una tradición altamente estimable. Empeñarse en nuestros días en perpetuar la visión romántico-naturalista de la realidad que entraña una novela como "El mundo es ancho y ajeno" hubiera resultado un anacronismo: el color local, el pintoresquismo, la distribución maniquea del bien y del mal en personajes antinómicos, el desdén de la técnica narrativa, la falta de un punto de vista (o de varios) que sirva de eje argumental y dé a la novela soberanía parecen ya injustificables en la novela moderna. Ese silencio, que muchos lamentaban en Ciro Alegría, fue tal vez una cabal renuncia a insistir con una forma de literatura que comprendía ya superada pero de la que, al mismo tiempo, seguía sintiéndose irremediablemente solidario. Gracias a Alegría el movimiento literario indigenista tuvo una especie de apogeo, gracias a él alcanzó una difusión internacional muy amplia y decisiva. Sería inútil negar que en nuestros días ya no se pueden compartir las convicciones literarias que él tuvo, que los métodos y procedimientos que él empleó para apresar la realidad y proyectarla en ficciones resultan ahora limitados. (Leer el artículo completo aquí...)
Bibliografía


Narrativa

La Serpiente de Oro (1935)
Los Perros Hambrientos (1938)
El mundo es Ancho y Ajeno (1941)
El Dilema de Krause
Calixto Garmendia
Duelo de Caballeros
Lázaro
La Ofrenda de Piedra
7 Cuentos Quirománticos
Leyendas Selváticas y Americanas
Mucha Suerte con Harto Palo (memorias)
Siempre Hay Caminos
El hombre que era amigo de la noche


Poesía
Poemas de la Revolución

Ensayo
Gabriela Mistral Íntima

Leer algunos relatos y fragmentos de las narrativa de Ciro Alegría aquí...

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